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Este artículo nos habla de la brecha de género existente en las pensiones de jubilación. En la actualidad la pensión que cobra una mujer de media es de un 32% menos que la de un hombre. Y todo ello porque hablamos de pensiones otorgadas este año porque si comparáramos pensiones reconocidas 10 años atrás o más, podríamos ver, sin lugar a dudas, que la diferencia es del doble. 
Concretamente, este artículo habla de cifras en las que la diferencia entre las pensiones de hombres y mujeres llega hasta los 635€ entre las personas comprendidas en la franja de edad de 75 a 79 años. Pero, en muchos otros casos, la mujer no tiene derecho a cobrar jubilación por falta de años cotizados (se necesitan mínimo 15 años para tener acceso a la jubilación, entre otros requisitos). Luisa Fuster analiza los datos de la Seguridad Social y hace hincapié en que el 41% de las mujeres sólo reciben pensiones de viudedad y sólo un 18% de las perceptoras de viudedad cobran también jubilación. 

Existen factores determinantes en la base reguladora de la pensión de jubilación como es el tiempo trabajado que, generalmente, es menor en las mujeres pues son ellas las que dejan su vida profesional aparcada para atender a sus hijas e hijos o tienen contratos de baja temporalidad y/o precarios lo que hace tener parones en su vida laboral. Pero, además, la base de cotización viene determinada por el salario y como sabemos el salario sigue siendo inferior para las mujeres pese a que realice el mismo trabajo que un hombre. Para paliar, al menos, que las mujeres tuvieran esos parones en la actividad laboral como consecuencia de cuidar y atender a sus hij@s se aprobó en 2016 el complemento de maternidad que otorgaba un porcentaje extra en la pensión según los hijos que hubieran tenido, 5% para 2 hijos, 10% para 3 y 15% para 4 o más y que, posteriormente, se sustituyó por la brecha de género.

La diferencia salarial entre mujeres y hombres por la realización de la misma actividad sigue siendo una gran batalla. Quizás, en parte por esto, las mujeres van entrando fuerte en los empleos públicos donde cada vez se ve más reducida la brecha de género, al menos, a lo que al acceso a una plaza se refiere y a las retribuciones igualitarias según el grupo y subgrupo al que pertenezcas. En la actualidad las mujeres tienen una educación y formación idénticas a la de los hombres, pero, sin embargo, siguen teniendo, por ejemplo, acceso a menos puestos directivos, lo que Artazcoz et al.  llamaron segregación vertical.

Para mí, ninguna de estas medidas disminuye la brecha. Primero, porque sólo beneficia a quién de por sí tiene derecho a la jubilación y se olvida de aquellas mujeres que por haber estado cuidando de su familia no ha cotizado lo suficiente y segundo porque creo que lo importante es realizar prácticas que ayuden a la conciliación del trabajo y la familia. Creo que es la única manera en que las mujeres podrán verse realizadas en su trabajo con total libertad sin tener que elegir entre eso o su familia.

Soy madre trabajadora y es bastante complicado atender a tus obligaciones laborales si tienes que incorporarte a trabajar cuando tu hija tiene apenas 20 semanas. Entonces, te planteas una guardería a la que tienes que dejarla a las 9 (en las públicas) y en junio y septiembre, necesariamente, recogerla a las 15h, ¿dónde está la conciliación? muchos necesitan recurrir a personas que cuiden a sus hijos hasta completar el tiempo que ellos están trabajando o ausentarse del trabajo cuando se ponen enfermos. Al final haces cuentas y te sale más rentable optar por una reducción de jornada o una excedencia que pagar a alguien para que los cuide. 
No obstante, también creo que necesitamos realizar un cambio educacional, parece casi innato y hablo de mi propia experiencia a que cuando tu hija está enferma, la madre no duda en cogerse el día para cuidarla o llevarla al médico. Educar en la igualdad va más allá de decirle a un niño que su hermana es igual que él. Va de comprarle un camión a la niña y/o un maletín de maquillaje a él, si es lo que quieren para su cumpleaños, va de levantarse todos a poner y quitar la mesa, va de ver partidos de futbol de chicos, pero también de chicas. Va de que dejemos de juzgar que es de chicos o de chicas y quizás ese sea el comienzo de un cambio generacional y con ello de igualdad.

En resumen, el panorama laboral actual, pese a que ha mejorado un poco con respecto años anteriores, sigue estando marcado por el etiquetamiento de años de patriarcado en el que se asentaron los cimientos de una gran brecha de género en muchas esferas de la vida, entre ellas, en la casi obligada elección de la mujer entre su trabajo o su familia.

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